Los libertarios increpados fueron José Luis Espert y Juliana Santillán; sectores de la oposición sospechan que el escándalo fue armado para evitar que se discuta la rebaja de las retenciones y la ley de los DNU.
La sesión terminó como arrancó. En un bochorno. Tras una fuerte pelea a los gritos entre el oficialismo y el kirchnerismo se cayó por falta de quorum la sesión especial convocada por sectores de la oposición en la Cámara de Diputados. Todos los indicios señalan que este final, funcional a los libertarios, fue provocado por el bloque kirchnerista para no discutir determinados temas que estaban previstos, como la baja en las retenciones y la reforma a la ley que regula el uso de los decretos de necesidad y urgencia.
¿Fue un final armado entre kirchneristas y libertarios? Es lo que denunciaron, indignados, algunas voces opositoras. De todas maneras no se fueron con las manos vacías: antes del final abrupto de la sesión, la oposición logró al menos emplazar al oficialismo a que abra las comisiones que actualmente preside para destrabar el tratamiento en comisión de dos proyectos por demás sensibles: el que declara la emergencia en la salud pediátrica y el financiamiento de los universidades.
Con 161 votos positivos y 68 negativos, los opositores lograron emplazar a las comisiones de Presupuesto y de Educación -presididas por el libertario José Luis Espert y Alejandro Finochiaro (Pro), aliado del oficialismo- para que se reúnan el 8 de julio próximo para emitir los dictámenes respectivos, instancia fundamental para llevar su tratamiento al recinto y aprobarlos por mayoría simple.
Esta misma operatoria de emplazamiento se repitió con el proyecto para declarar la emergencia en salud pediátrica, iniciativa que se originó a partir del conflicto entre el Gobierno y el Hospital Garrahan. Los opositores lograron, con 166 votos positivos, 66 negativos y 1 abstención, que la semana próxima se reúna un plenario de las comisiones de Acción Social y Salud, Familia y Presupuesto para que se avance en el dictamen. La fecha fijada fue, también, el 8 de julio.
Alerta para el oficialismo
Estas dos votaciones arrojaron un dato que debería preocupar, y mucho, al oficialismo: varios aliados que, hasta hace muy poco, lo acompañaban sin chistar en todas las sesiones esta vez se desmarcaron y votaron con los opositores. Hubo “deslealtades manifiestas” por demás llamativas, por caso en el bloque Liga del Interior, donde anidan los radicales apodados “con peluca”: tres de ellos votaron a favor de los emplazamientos.
Este comportamiento revela el grado de tensión entre los libertarios y sus aliados en el armado de las listas electorales para competir en las próximas elecciones. El oficialismo parece decidido a competir solo en la mayoría de los distritos, un desplante que quienes pretenden ser sus socios buscan cobrarse metiendo presión con estos pases de factura.
A esto se suma el malestar creciente de varios mandatarios provinciales con el Gobierno, reacio a acceder a su reclamo de un mayor reparto de recursos nacionales, aunque de origen coparticipable, entre las provincias. El secretario de Hacienda, Carlos Guberman, hizo ayer una contrapropuesta que estuvo lejos de satisfacer las demandas de los gobernadores; la réplica se vio hoy en el recinto, con varios legisladores provinciales sentados en sus bancas votando a favor de los emplazamientos y los dos proyectos en debate.
Este episodio enciende luces de alerta en el tablero oficialista. Se prevé que en los primeros días de agosto se convocaría a una nueva sesión para discutir los dos temas ya con sus respectivos dictámenes y, si esta fuga de aliados persiste, la derrota del Gobierno será cantada.
Las primeras señales de alarma sonaron cuando, al mediodía, la oposición consiguió un quorum más holgado que de costumbre para una sesión especial opositora: 136 legisladores sentados en sus bancas.
La sesión había sido pedida por el bloque Democracia para Siempre -que aglutina al radicalismo crítico del Gobierno- y tres diputados “rebeldes” de la UCR -Julio Cobos, Natalia Sarapura y Mario Barletta- con un temario variopinto, pero con dos temas -financiamiento universitario y crisis en el Hospital Garrahan- altamente convocantes.
Se sumaron, como era de prever, los bloques opositores más duros -Unión por la Patria, Encuentro Federal, Coalición Cívica, la Izquierda-, pero la nota la dieron la libertaria Marcela Pagano y Álvaro González (Pro), como así también Francisco Morchio -quien responde al gobernador Rogelio Frigerio, aliado del Gobierno- y el radical Fabio Quetglas. A ellos se sumaron tres diputados de Innovación Federal: Agustín Domingo, Yolanda Vega y Alberto Arrúa, hasta ahora incondicionales del oficialismo.
Los también radicales Atilio Benedetti, Gabriela Brouwer de Koning y Roxana Reyes se sentaron al momento en que Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, daba inicio a la sesión. Fue sugestiva la posición del bloque que preside Rodrigo De Loredo, hasta ahora afín a los intereses del oficialismo: todos votaron a favor de los emplazamientos. Algunos, incluso, anticiparon su apoyo a los proyectos en debate.
En el mismo sentido votaron tres diputados de Pro - González, Héctor Baldassi y Sofía Brambilla-. También se desmarcó del oficialismo un sector del bloque de Innovación Federal, la bancada sanjuanina de Producción y Trabajo y un sector del MID, aliado de Pro.
Todo parecía encaminado hacia una nueva y rutilante victoria opositora cuando, repentinamente, estalló el escándalo en el recinto y la sesión se levantó por falta de quorum.
Lo cierto es que el debate vino amañado desde el principio. Los opositores llegaron al recinto divididos y sin un acuerdo sobre el temario a discutir; el kirchnerismo, que quería colar su agenda, no pudo disuadir a los convocantes de la sesión pese a que había contribuido, con sus 90 diputados, al quorum. Frustrado, decidió pasarle la factura.
Hizo efectiva la jugada cuando el debate alcanzó su pico de mayor tensión. Sucedió cuando el diputado Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, insistió en su iniciativa para reformular la integración de la comisión investigadora $LIBRA, empantanada por el bloqueo que le impone el oficialismo.
La sola mención del tema desató un griterío en la bancada libertaria, que se exacerbó cuando la kirchnerista Cecilia Moreau pidió la palabra. Calificó de “cagón” a José Luis Espert por mantener cerrada la Comisión de Presupuesto y despotricó contra el Gobierno y la Corte por la prisión de Cristina Kirchner.
“Son estafadores, son hambreadores. Vamos a volver. Y vamos a volver a debatir en este recinto leyes como la nacionalización de la YPF, las AFJP y el fin de la estafa, la democratización de los medios de comunicación, la Asignación Universal por Hijo y la creación de universidades nacionales, porque los pueblos siempre vuelven. Va a llegar el día que no van a poder caminar más por la calle", cerró Moreau.
La sesión se desmadró cuando, entre acusaciones, gritos e insultos, un grupo de diputados kirchneristas, entre ellos Paula Penacca, Mario Manrique y Lorena Pokoik, cruzaron a toda prisa el recinto para enfrentar cara cara a Espert. La situación no pasó a mayores, pero el episodio sirvió de excusa al kirchnerismo para dejar la sesión. Después de todo, deslizaron por lo bajo, lo más importante ya había sido aprobado.
No pensaron lo mismo los convocantes de la sesión, los radicales de Democracia para Siempre, que se quedaron con ganas de avanzar en otros temas tanto o más conflictivos que los ya tratados, como el proyecto que pone límites al uso de los decretos de necesidad y urgencia y el emplazamiento para que se debata la rebaja en las retenciones a la soja y al maíz. Quedarán para una nueva convocatoria, prometen.
Miércoles, 2 de julio de 2025