El Millonario se mantuvo en la senda del triunfo gracias a los aportes colombianos. Una exquisita definición de Santos Borré y el primer gol de Quintero con la ’10’.
Volvió Franco Armani . Nunca se fue, claro. Pero hoy revivió épicas recientes y le hizo recordar a River por qué Marcelo Gallardo lo eligió para defender el "arco más grande del mundo", tal como lo definió alguna vez el histórico Amadeo Carrizo, un admirador que se ganó tras un glorioso 2018. Decisivo en momentos límites, el arquero fue la gran figura en la victoria 2-1 sobre Vélez en Liniers, volvió a mostrar un alto nivel y saldó una pequeña cuenta pendiente en su ciclo: le atajó a Rodrigo Salinas su primer penal en tiempo regular en su cuarto intento, tras no poder contener los tres primeros (Flamengo, Sarmiento de Resistencia y Unión). Así, le permitió al Millonario alcanzar el séptimo puesto con 25 puntos -tiene un partido menos- y meterse en zona de clasificación a la Copa Sudamericana, quedando justo detrás de Vélez, que suma 28.
Autoexigente como pocos, posiblemente en la cabeza de Armani seguirá retumbando el gol que le marcó el juvenil Álvaro Barreal sobre la hora. Pero sus compañeros deben haberlo felicitado al por mayor en el vestuario, ya que con sus sucesivas atajadas fue el pilar fundamental de un River que fue de menor a mayor y se llevó con autoridad tres puntos vitales gracias a los goles colombianos de Rafael Borré y Juan Fernando Quintero -de penal-, quitándole así al local un invicto de 14 juegos en su estadio.
Ocurre que Vélez fue superior durante toda la primera parte: manejó los hilos del encuentro y demostró una supremacía física que pesó a la hora de jugar. Visiblemente ajetreado por los cinco partidos que debió afrontar en 16 días, al equipo de Marcelo Gallardo le costó seguir el intenso ritmo de juego que propuso el de Gabriel Heinze, decidido desde el primer minuto a ser protagonista del partido.
Y la propuesta le trajo resultados, porque Vélez fue el que estuvo más cerca de abrir el marcador durante los primeros 45 minutos. La primera fue a los cuatro minutos, cuando en una pelota parada se lo perdió Gastón Giménez con un remate alto. Y luego volvería a tener dos opciones más que claras, desactivadas por Armani, de una noche sensacional que recordó el nivel alcanzado en 2018.
Quintero convierte de penal el segundo de River Quintero convierte de penal el segundo de River Fuente: LA NACION - Crédito: Mauro Alfieri
A los 23 minutos, el árbitro Darío Herrera sancionó un discutido penal de Javier Pinola sobre Lucas Robertone, quien presionó la salida de River y le robó la pelota el defensor para generar luego la infracción dentro del área -enganchó hacia adentro y cayó, tras un contacto entre rodillas-. En ese momento comenzó a erigirse la figura de Armani, quien le contuvo el remate desde los doce pasos a Salinas -fuerte zurdazo al medio tapado con los pies- y, dos minutos más tarde, le volvió a ahogar el grito al delantero: en una gran respuesta con su mano derecha, tapó otro potente remate desde el borde derecho de su área chica.
Sin situaciones de gol, River se sostuvo en las apariciones de su arquero, que además respondió en cada pelota que debió descolgar. Desconectado y poco preciso, intentó presionar alto durante los primeros minutos con un 4-3-1-2 con Nacho Fernández detrás de los delanteros, pero luego fue mutando a un 4-1-3-2 para tapar las bandas y ayudar a los laterales, con Leonardo Ponzio de volante tapón, Fernández por derecha, Exequiel Palacios por el centro y Nicolás De La Cruz recostado a la izquierda.
Golazo de Borré, que ya picó la pelota por encima del arquero Golazo de Borré, que ya picó la pelota por encima del arquero Fuente: LA NACION - Crédito: Mauro Alfieri
¿Por qué cambió? Porque así lo obligó Vélez, que con su 3-4-3 también buscó achicarle espacios al rival y además respondió bien ante la presión en la salida, que se iniciaba en los pies del líbero Gastón Gímenez, con Pablo Galdames y Nicolás Domínguez de opciones en una primera línea, más Robertone, un poco más adelantado que sus compañeros, generando así un rombo para la generación de juego.
Además, las presencias de Agustín Bouzat por izquierda y Matías Vargas por derecha obligaron constantemente a Milton Casco y Gonzalo Montiel, respectivamente, a estar muy pendientes de su espalda, reduciendo así su habitual proyección en ataque.
Todo lo que le costó al Millonario generar una ocasión concreta de gol, lo resolvió de forma muy simple a los tres minutos del complemento: tras un despeje, De La Cruz, quien venía teniendo otra pálida actuación, le filtró una gran pelota a Rafael Borré, quien pinchó la pelota ante la salida del arquero Lucas Hoyos y abrió el marcador con una absoluta sutileza.
A partir del gol, y más allá de que el equipo de Liniers tuvo el empate al instante con un alto disparo de Braian Cufré en soledad dentro del área, la tónica del partido se diluyó tras una primera mitad frenética. Ya sin tanta presión, River aprovechó el envión y empezó a dominar más la pelota, alejando el juego de Armani y conectando mejor sus líneas, levantando niveles individuales y potenciando así su mediocampo.
Más allá de eso, cuando el arquero tuvo que volver a aparecer, lo hizo: embolsó un buen remate de Galdames desde afuera del área y contuvo otro gran disparo de Domínguez en una pelota que podría haber sido el empate a falta de ocho minutos para el final. Así, River aprovechó la gran actuación de su arquero para defender el resultado y encaminó la historia a su favor recién a cuatro del final: Giménez -fue expulsado- le cometió un claro penal a Matías Suárez, quien había reemplazado a Pratto. Y el colombiano Quintero, quien ingresó por Nacho Fernández y volvió de su lesión, lo cambió por gol.
Nada podía hacer pensar que el visitante podría llegar a sufrir en el final del juego. Pero sucedió. Luego de otra sensacional atajada de Armani en la línea tras un buscapié que punteó Domínguez, el recién ingresado Barreal le rompió la red con un fuerte disparo al ras del suelo y estampó el 2-1. Pese a su búsqueda final y a pesar de tener un buen rendimiento, no le alcanzó a Vélez y terminó perdiendo un partido que lamentará porque pudo haberlo ganado. De no haber sido por Armani, claro. El salvador que siempre aparece cuando River más lo necesita.
Lunes, 4 de febrero de 2019