Cuatro maleantes redujeron a nueve adolescentes reunidos en una casa. Otro muchacho que llegó tarde vio todo y llamó a la Policía. Sorprendidos, los ladrones cruzaron a casas vecinas efectuando disparos. Uno cayó del techo. Otro fue apresado. Los demás huyeron.
Fueron 10 minutos de terror para nueve adolescentes que disfrutaban de una reunión en la casa de dos de ellos, en el barrio San Antonio Oeste de la capital de Corrientes. Todos fueron víctimas ayer de un asalto de parte de tres delincuentes que los amenazaron con armas de fuego, mientras otro malhechor oficiaba de apoyo en un automóvil estacionado a la vuelta. Pero el delito fue desbaratado gracias a la imprevista aparición de un décimo joven, quien llegaba tarde al encuentro y desde la calle vio lo que sucedía adentro.
El alerta de esa persona a la Policía hizo que los malhechores fueran sorprendidos en pleno atraco. Entonces se produjo una situación límite. Decidieron escapar por el fondo hacia casas vecinas mientras se cubrían a tiros, lo cual derivó en una persecución con el saldo de dos detenidos, uno de ellos herido de suma gravedad en la cabeza al caer desde un techo. Se trata de un hombre de 36 años. El otro sería su hijo de 16.
Los restantes malvivientes escaparon. Uno lo hizo en el auto y el otro saltando medianeras. Ambos, al cierre de esta edición, eran intensamente buscados ya que habría pistas concretas respecto de sus posibles identidades.
Según información conocida por época, todo ocurrió alrededor de la 1:45. Los jóvenes de 16, 17 y 18 años pasaban una noche de divertimento en un domicilio de calle Punta Mogotes al 2900, casi esquina Los Atacamas. Aprovecharon que los padres de uno de ellos salieron de viaje.
Con el “dato” de que en ese inmueble hallarían alguna suma importante de dinero, los criminales decidieron dar el golpe. Entraron en forma intempestiva. Redujeron a cada uno de los 9 muchachos. Literalmente los apilaron en un rincón, en el piso, obligándolos a que no los vean a la cara.
El hijo de los dueños fue llevado de una habitación a otra para entregar el dinero disponible. Al resto despojaban de lo poco que tenían consigo.
Justo cuando esto ocurría a la vereda llegó otro amigo. Y a través de una ventana observó a extraños empuñando revólveres y una pistola. No tardó en darse cuenta de que había un asalto. Ante semejante marco decidió correr casi tres cuadras hasta la esquina de avenidas Maipú y Alta Gracia donde estaba un policía de la comisaría Decimoquinta en un móvil asignado a vigilancia fija.
El efectivo a cargo de esta patrulla irradió el alerta que escucharon integrantes del Grupo de Respuesta Inmediata Motorizada 5 (GRIM 5) cuya base está situada en Alta Gracia y Santa Catalina, a unas siete cuadras de donde ocurría el atraco.
Los hombres del GRIM 5 llegaron al minuto y rodearon la vivienda en la que todavía estaban los asaltantes, a la vez que en camino acudía una patrulla de apoyo del Destacamento San Marcos.
Apenas observó llegar a los móviles, el delincuente que manejaba el auto de la banda huyó en ese rodado. Sus cómplices, en tanto, fueron sorprendidos en pleno ilícito adentro del inmueble.
Los tres ladrones corrieron al fondo. Escalaron techos y medianeras. Uno de ellos disparó una de las armas. En respuesta, los efectivos habrían usado escopetas con postas de goma.
En medio de la persecución, cercado por el GRIM 5, desde la parte alta de un jardín maternal que da a la avenida Alta Gracia perdió el equilibrio uno de los asaltantes, identificado como Raúl Walter L., de 36 años, quien usaba una peluca para disimular su calvicie y cambiar de fisonomía. Al precipitarse contra el piso sufrió un severo traumatismo de cráneo y debieron conducirlo de urgencia al Hospital Escuela, donde permanece internado. Tal sujeto cuenta con amplio prontuario.
Adentro de otra casa, tratando de esconderse, policías de la Patrulla del Destacamento San Marcos hallaron agazapado a Joaquín L., de 16 años. Este menor portaba una pistola Bersa 380, con la que habría realizado dos de los disparos.
El tercer malviviente desapareció, aparentemente al ganar la calle mientras sus compañeros terminaban “en desgracia”.
Además de la pistola, en el fragor del operativo secuestraron un revólver calibre 357 Magnum y un revólver calibre 44/40, Smith & Wesson. Dos armas de alto poder de fuego.
“La respuesta policial ante los dichos del testigo fue para destacar: posibilitó que el GRIM 5 los sorprenda en flagrancia. Por fortuna, las víctimas están ilesas y tampoco hay efectivos heridos”, afirmó una fuente cercana a la pesquisa.
El grupo de malhechores iba a escapar con una suma cercana a los 10 mil pesos, una computadora y algunos teléfonos celulares. En la casa no había el dinero que pretendían encontrar, presuntamente a raíz de una información errónea.
Mientras los fugitivos son rastreados hay en marcha una causa caratulada como “robo calificado en poblado y en banda”.
Lunes, 16 de octubre de 2017